
Los "tengo ganas de verte", "te echo de menos" y, sobre todo, los "te quiero" parecen más sinceros cuando están escritos a mano, cuando al ver el papel o abrir el sobre se descubre la tinta del bolígrafo y quien lee la nota distingue la letra de la persona a la que ama.
Pero el aspecto romántico no es el único beneficio de esta práctica, cada vez más en desuso. Además de contribuir a las relaciones amorosas, redactar a mano tiene ventajas para el cerebro. Entre otras cosas, ayuda a fijar conceptos, a aprender, se favorece el aprendizaje de formas, símbolos y lenguas, y a mantener la mente activa: es bueno seguir escribiendo a mano, porque al hacerlo se piensa más lo que se está diciendo.
En definitiva, escribir a mano ayuda a expresar mejor los pensamientos y las ideas.
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